El pensamiento materialista, origen y sustento de la medicina alópata contemporánea cuya visión reduccionista ha sido impulsada globalmente por los intereses de la farmacocracia (farmafia), considera de forma simplista que el hallazgo de la poción "zombificante" basada en la tetrodotoxina (anestésico 160.000 veces más potente que la cocaína), resuelve totalmente los misterios de la llamada magia vudú.
Lo anterior derivado de la muy limitada perspectiva asociada a creer que solo existe el cuerpo físico y que tanto la vida como la consciencia son solo resultado de un muy complejo conjunto de reacciones bioquímicas, que cesan totalmente tras la muerte.
Los zombis en Haití
Relatos del lado oscuro
Marie Laveaux La reina del Vudú
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Sin embargo si consideramos el conocimiento de los cuerpos sutiles (invisibles para la gran mayoría de las personas), tenemos que hay varias formas en que los zombis pueden ser creados (texto fuente).
- La más conocida es cuando se captura un alma y se resucita a una persona de entre los muertos para hacer las órdenes del hechicero.
- La segunda es aquel caso en que son utilizadas drogas (tetrodotoxina u otros) para hacer que una persona parezca muerta y por medio de un antídoto parte de los efectos son revertidos, pero la persona queda traumatizada y por lo mismo será fácil de manipular.
- La tercera está asociada con cultos derivados del vudú cuyos practicantes tienen el conocimiento de que el alma se compone de dos partes llamadas: -ti bon ange- y -gros bon ange-.
El -ti bon ange- está asociado con la conciencia que permite la autorreflexión y la autocrítica. El -gros bon ange- se asocia con la psique, la fuente de la memoria, la inteligencia y la personalidad.
Los espíritus del vudú son denominados Loa (e igualmente Iwa). Se dice que una persona "está montada" cuando uno de esos espíritus la posee. En ese caso el -gros bon ange- es separado del resto de la persona y es un espíritu vudú el que entra en su lugar.
Cuando alguien es zombificado por un hechicero, este se apodera del -ti bon ange- el componente del alma donde residen la personalidad, el carácter y la voluntad, de la víctima, dejando atrás un recipiente vacío sujeto a la órdenes del bokor (hechicero).
